AJO CHILOTE | UN BULBO PARA REMEDIAR SUELOS CONTAMINADOS

 

Cuenta la leyenda que el ajo chilote llegó desde oriente a América en tiempos de la colonia. Fue en el siglo XVII, cuando un barco mercante intercambió sacos de semillas de Allium ampeloprasum por víveres, que este bulbo comenzó su proceso de arraigo. Desde entonces, los chilotes multiplicaron sus semillas, transformándolas a poco tiempo en moneda de cambio y trueque junto a las papas.

Hoy, tanto el ajo como la papa, verdaderamente endémica, son reconocidos productos locales que fusionan mar, tierra y tradición cultural. Desde Chiloé el “ajo elefante” se distribuyó por el continente, adquiriendo características propias que hoy nos permiten reconocerlo como producto con denominación de origen.

Además de sus usos culinarios y medicinales, se ha comprobado la capacidad fitoremediadora de su cultivo, capaz de absorber exponencialmente metales pesados como el plomo y el cadmio en sus raíces.